¿QUIÉN OFRECIÓ EL PRIMER CIGARRO?

Plantación de tabaco.

Cuando me ofrecieron el primer cigarrillo no sabía que dejar de fumar iba a ser tan difícil. Nunca se consigue del todo. Hoy hace un año que di la que espero que sea la última calada a un cigarrillo en mi vida, y reconozco que todavía lo echo de menos. Pero soy consciente de que fumar provoca millones de muertes y enfermedades en todo el mundo. En el siglo XX, 100 millones de personas murieron a causa del tabaco, y en 2010 fueron casi seis millones. A pesar de estas cifras, la Sociedad Americana del Cáncer calcula que en el mundo existen 1.000 millones de varones fumadores y unas 250 millones de mujeres. 

A todos ellos alguien debió ofrecerles un primer cigarrillo que acabaría enganchándoles. ¿Pero quién ofreció el primero de todos? ¿Cómo se transformó el consumo tabaco, que pasó de tener un uso ritual o casi religioso entre los indios a ser una droga cuyo único objeto es proporcionar placer a cambio de dinero? Unos dicen que fue culpa de un inglés de hace 400 años: El marino, pirata, soldado, comerciante, político y presunto amante de la reina Isabel I sir Walter Raleigh. Otros, en cambio, sostienen que fueron los españoles los que trajeron el tabaco desde sus posesiones americanas.

Sir Walter Raleigh.

Según la versión anglosajona, el tabaco llegó a Europa a finales del siglo XVI después de que Raleigh fundara en América la primera colonia británica en el nuevo mundo. La nueva tierra se llamó Virginia en honor a su reina Isabel I, llamada la ‘reina virgen’ por no haberse casado nunca. Como buen inglés, Raleigh no solamente buscaba la gloria sino también la rentabilidad. por lo que creó las primeras plantaciones de tabaco en el mundo, una industria que sigue siendo el sustento económico del estado de Virginia en la actualidad.

Sin embargo, esa teoría es rebatida por otra que cuenta que los primeros europeos que trajeron tabaco al viejo continente fueron los marineros de Cristóbal Colón. Al parecer, el marino Rodrigo de Jerez fumó su primer puro en las islas Bahamas en noviembre de 1492. Le gustó y decidió llevarse varias plantas de tabaco a su patria. Sin embargo, la gente de su pueblo no estaba preparada todavía para ver a una persona expirar humo por la nariz y la boca. Debía ser cosa del diablo, pensaron, así que fue denunciado a la Inquisición que le acusó de brujería y le encerró durante siete años, ya que “sólo el diablo podía dar a un hombre el poder de sacar humo por la boca”. Ese fue el precio de la primera calada en Europa.

Rodrigo de Jerez.

Con el tiempo el consumo de tabaco se fue popularizando, tanto que el Estado comenzó a vislumbrar el negocio que podría suponer para sus arcas si controlaba la venta. Así fue como por orden de Felipe II se trajeron las primeras semillas de la planta de tabaco a Europa con el objetivo de crear la primera plantación en España. En concreto se plantaron en un cigarral de Toledo, lo que podría explicar el origen de la palabra cigarro.    

Otra teoría cuenta que fue el embajador de Francia en Portugal en el siglo XVI, Jean Nicot de Villemain, quien popularizó el consumo sobre todo en las cortes de los reyes europeos, en concreto en su versión esnifada. Dicen que el rapé curó a la esposa del rey de Francia Enrique II de unas espantosas migrañas, por lo que fue rápidamente adoptado entre la alta sociedad. La adicción haría el resto, y el honor sería para el embajador que inmortalizó su nombre a través de la nicotina.

Está claro que existen muchas teorías pero ninguna certeza sobre el origen de una droga que afecta a una séptima parte de la humanidad. Será porque fumar puede matar.