Hace doscientos años de la primera y, hasta ahora, última vez
que la capital de los EEUU fue invadida
e incendiada por un ejército enemigo. Fue el 24 de agosto de 1814, cuando los
británicos atacaron y conquistaron la todavía joven y pequeña capital
estadounidense. Los edificios oficiales fueron saqueados e incendiados, entre
ellos el Capitolio y la que se conocería desde entonces como la “Casa Blanca”.
En 1814 el mundo estaba
en guerra. En Europa las naciones más importantes se habían unido para derrotar
a Napoleón, que hasta ese momento había dominado el Viejo Continente. Pero no
sólo se luchaba en Europa. En América la guerra era entre los británicos y los
EEUU, un joven país nacido tan sólo 40 años antes después de independizarse
precisamente de Londres tras una intensa y sangrienta lucha.
Debido a esa guerra,
las relaciones entre Londres y los flamantes EEUU no eran buenas. Los
británicos, aunque reconocieron la independencia de sus ex colonias, despreciaban
a sus antiguos ciudadanos y éstos desconfiaban de un Estado que había querido exprimirlos
a base de impuestos y que se había comportado de manera brutal durante el
conflicto por la independencia. De hecho, aunque estaban en paz, la Royal Navy
británica no dudaba en molestar a la flota mercante de los EEUU e incluso en apresar
a marinos estadounidenses en alta mar para incorporarlos a la fuerza a sus
propios barcos.
El camino hacia la guerra
Esta práctica, llamada “requisa”
de marinos, enturbió bastante las relaciones entre ambos países, pero la clave
estaba en las relaciones comerciales que Gran Bretaña no dejaba que
prosperasen.
Combate entre un barco británico y de los EEUU. |
La cuestión que surgía
en los EEUU era con quien comerciar: ¿Con los franceses que eran los aliados
que habían ayudado a expulsar a los ingleses? ¿O con los ingleses, que tenían
la mayor flota y mantenían nexos culturales y familiares con sus ex colonias?
La cuestión se agravaba porque era incompatible comerciar con los dos: hacer
negocios con Londres automáticamente excluía el comercio con París, y
viceversa.
La sociedad de los EEUU
se encontraba dividida al respecto y nacieron los primeros partidos. Por un
lado estaban los federalistas, liderados por Hamilton y por los primeros
presidentes George Washington y John Adams. Los federalistas apoyaban el
comercio como base de la riqueza nacional, y además preferían que ese comercio
fuera con Gran Bretaña. Por otro lado, estaban los demócratas republicanos de
Thomas Jefferson y James Madison. Defendían la riqueza surgida de la tierra y
una sociedad basada en la agricultura. Además, eran defensores de la Revolución
Francesa y partidarios de los franceses en su lucha contra los británicos.
La tensión entre ambos
partidos fue notoria y a punto estuvo de romper el joven país. Al principio el dominio
era federalista, y durante algún tiempo las relaciones con Francia estuvieron a
punto de romperse. Pero a partir de 1801 ganaron las elecciones los demócratas
republicanos y las relaciones con los británicos fueron degradándose.
La clave volvió a ser
el comercio. Hacer negocios con Francia equivalía a enfrentarse a los ingleses.
Y éstos, además, abusaban de su hegemonía naval asaltando a los barcos de los
EEUU a placer. Hubo varios casos flagrantes, y los ánimos entre la opinión
pública estadounidense se empezó a poner al rojo vivo contra Londres.
La impaciencia que llevó a
la guerra
James Madison |
La guerra estalló en
1812 durante el mandato del cuarto presidente de los EEUU, James Madison, un demócrata
republicano. La guerra en Europa estaba en su apogeo. Napoleón mandaba sobre el
Viejo Continente con la excepción de Rusia y de Gran Bretaña. Pero como no
tenía flota, no podía conquistar Londres, así que decidió arruinar a los
ingleses prohibiendo cualquier tipo de comercio entre el continente y la isla.
Los británicos, por su parte, también prohibieron el transporte y comercio de
mercancías con destino a Francia por parte de cualquier país, incluidos los
EEUU.
Los EEUU estaban en
medio. Aunque su Gobierno simpatizaba con Napoleón, la realidad era que la
flota británica dominaba los mares y por lo tanto tenía más sentido comerciar con
los ingleses, ya que era la única manera de garantizar que llegaban las
mercancías a su destino y el dinero a la bolsa. Pero el problema era la actitud
hostil de la flota británica con los barcos americanos.
Por lo tanto, el
presidente Madison decidió llegar a un acuerdo con los ingleses por el que
habría comercio a cambio de respetar a los barcos. Envió una propuesta a
Londres, pero los británicos tardaron en responder porque acababan de asesinar
a su primer ministro. El Gobierno británico estaba en plena confusión e incapaz
de tomar decisiones, y el de los EEUU se impacientó y tomó el retraso como una
afrenta. La opinión pública quería la guerra por los continuos ataques a los
barcos americanos, y finalmente, como los británicos no respondían, los EEUU
declararon la guerra el 18 de junio de 1812.
Este acto que fue
interpretado como una puñalada en la espalda por parte de los ingleses ya que
estos sí que estaban dispuestos a alcanzar un acuerdo. Pero las comunicaciones
eran muy malas y muy lentas, y la declaración de guerra se cruzó con la
respuesta británica que aceptaba el comercio con los EEUU.
Una guerra secundaria
Al principio la guerra fue
de un nivel muy bajo. Ni los EEUU ni los británicos contaban con grandes
ejércitos en América. La guerra contra Napoleón mantenía ocupados a los mejores
soldados ingleses, y los estadounidenses carecían de ejército profesional. Sin
embargo, atacaron Canadá, una colonia británica, con la intención de
incorporarla a los EEUU. El resultado fue un desastre. Los milicianos
estadounidenses fueron derrotados y expulsados de Canadá, no sin antes
incendiar York (la actual Toronto), la capital de la colonia. El castigo no
tardaría en llegar.
El Capitolio tras su incendio. |
El siguiente ataque se
produjo en verano con el desembarco de un pequeño ejército cerca de Washington.
La pequeña y joven capital de los EEUU estaba indefensa ya que la mayoría de
los soldados estaban en el norte luchando contra la invasión desde Canadá, por
lo que los británicos no encontraron resistencia. Entraron en la capital de los
EEUU el 24 de agosto de 1814 con el objeto de vengarse del incendio de York
unos meses antes. Aunque respetaron gran parte de las propiedades de la
población civil (que en esas fechas sólo era de 8.000 personas, una sexta parte
de ellas esclavos negros), como represalia quemaron los principales edificios
gubernamentales como el Capitolio, el edificio del Tesoro y la casa del
presidente, que tras las obras de restauración se pintaría de blanco y se
pasaría a conocer como la Casa Blanca.
Pocos días después los
británicos se marcharon. Sería la primera y, hasta el momento, única vez que un
ejército enemigo conquista Washington DC.
Una batalla tras firmar la
paz
La Batalla de Nueva Orleans. |
En realidad esta
batalla no debería haberse luchado porque ambos países acababan de firmar la
paz el 24 de diciembre anterior. El Tratado de Gante restauraba las relaciones
entre los dos países a la situación de antes del conflicto, pero al igual que
ocurrió con la declaración de guerra, las malas comunicaciones impidieron que
los soldados en Nueva Orleans supieran que la guerra había terminado cuando
comenzaron la batalla.
Casi 2.500 soldados
británicos y más de 300 estadounidenses murieron o fueron heridos cuando sus
países ya estaban en paz.
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