En
julio de 1830 el pueblo de París se rebeló contra su rey. Carlos X quería
gobernar con el mismo poder absoluto que su hermano Luis XVIII y sus
antecesores Borbones, por lo que decretó una serie de ordenanzas que
despreciaron la elección de los ciudadanos e imponían su voluntad. Las
consecuencias fueron barricadas, indignación y una revolución. Carlos tuvo que
abandonar Francia y fue sustituido por su pariente Luis Felipe de Orleans,
apodado el ‘rey burgués’. La monarquía absoluta había muerto y Francia volvía a
tener una constitución.
El impresionante cuadro
de Delacroix, ‘La Libertad guiando al pueblo’, es una alegoría a la revolución
en Francia, pero no a la revolución de 1789. Esta Libertad es 40 años más
joven, aunque sus protagonistas son los mismos que asaltaron la Bastilla: la
burguesía y los trabajadores.
Junto a la Libertad se
encuentra un hombre con sombrero de copa. Seguramente un abogado, o médico, o
comerciante. En todo caso alguien con capacidad económica y un nivel cultural apreciable.
Empuña una escopeta y su mirada es desafiante. Lucha por ser dueño de su
destino, harto de una aristocracia y una monarquía que se considera dueña de
todo y que no le permite participar en las decisiones que le afectan
directamente, tanto a su vida personal como a su negocio.
Al igual que sus
predecesores 40 años, este burgués aspira a un gobierno de soberanía nacional.
Esto quiere decir que él y los que son como él son los legítimos dueños del
Estado, mientras que el rey no deja de ser su servidor. Una reivindicación muy
osada, ya que el rey se siente legitimado nada más y nada menos que por el
propio dios. No le tiene que dar cuentas a nadie, sólo al altísimo, lo que es
lo mismo que ser dueño absoluto de su propio país.
En 1789 el hermano de
Carlos, el entonces rey Luis XVI, sufrió la famosa revolución que cuatro años
más tarde le cortaría la cabeza. Fue un acto histórico. El pueblo mataba a su
rey desafiando a dios y demostrando que era dueño de su propio destino. Pero el
sueño duró poco. Primero Napoleón y después los Borbones después de Waterloo en
1815 lo mataron hasta intentar no dejar ni rastro de él. Fue la llamada ‘Restauración’,
de los privilegios aristocráticos y del poder divino, claro. Después de 25 años
de revolución y guerras napoleónicas, los Borbones volvieron a Francia y pensaron
seriamente que podrían seguir gobernando como si nada hubiese ocurrido.
Barricadas en París
Pero en julio de 1830
la olla volvió a estallar. Esta vez el rey Carlos X pretendía engañar a sus
súbditos impidiendo que en la Cámara de representantes estuvieran presentes los
diputados que realmente habían sido elegidos, en su mayoría liberales y
burgueses. Pero, no contento con eso, firmó una serie de ordenanzas por las que
abolía la libertad de prensa, disolvía la cámara de diputados, alteraba el
sistema electoral y convocaba nuevas elecciones tras el verano. Y una vez firmadas
estas ordenanzas, el rey pretendía gozar de sus vacaciones.
Carlos X. |
Pero surgieron
barricadas en París. Disturbios, frutos del enfado popular que no podía
consentir que el rey gobernara su país con ese desprecio hacia sus habitantes.
Comenzó la revolución. Los burgueses, ansiosos de tomar el poder y ser, al fin,
dueños de su destino (y de sus negocios), encabezaron el levantamiento.
Eso ocurrió el 28 de
julio de 1830. Tres días más tarde, el 31 de julio, el rey había renunciado a
su corona y se había exiliado. Fracasó en su intento de nombrar a su hijo
heredero al trono, y a este subió otro Borbón, pero de una rama lejana: Luis Felipe de Orleáns. Le llamarían el ‘rey burgués’, porque le debía a la
burguesía su nombramiento y a la burguesía se debió durante su gobierno. Lo más
destacado: dejó de ser un rey ‘por la gracia de dios’ para serlo ‘por la
soberanía nacional’. Es decir, le debía obediencia a la nación, y para dejarlo claro
se redactó una constitución que estaba por encima de la voluntad regia y de cualquier
otro ciudadano. La burguesía había triunfado.
Sin embargo, si se
observa otra vez el cuadro de Delacroix, junto a la Libertad y al burgués de
sombrero de copa hay otros personajes: un niño de aspecto humilde armado con
dos pistolas y, detrás del burgués, un hombre de aspecto curtido armado con un
sable. Son los representantes de una nueva clase social, hasta ese momento muda
en la historia: los obreros.
El burgués está solo
rodeado de obreros. Se han aliado para echar a su enemigo común, pero muy
pronto el burgués será el nuevo amo y los obreros se sentirán engañados. La
alianza se romperá y los obreros protagonizarán nuevas revoluciones, con otros
símbolos y otros objetivos. Pero eso será más tarde.
Enhorabuena por la enorme calidad del blog – PREMIOS LIEBSTER
ResponderEliminarhttp://laliebremuerta.blogspot.com.es/2012/08/nuestros-premios-liebster.html
Muchas gracias. Disfruto mucho escribiéndolo y que los lectores lo pasen bien leyéndolo. Un saludo
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