19/7/12

Y EL PUEBLO SE REBELÓ


En julio de 1830 el pueblo de París se rebeló contra su rey. Carlos X quería gobernar con el mismo poder absoluto que su hermano Luis XVIII y sus antecesores Borbones, por lo que decretó una serie de ordenanzas que despreciaron la elección de los ciudadanos e imponían su voluntad. Las consecuencias fueron barricadas, indignación y una revolución. Carlos tuvo que abandonar Francia y fue sustituido por su pariente Luis Felipe de Orleans, apodado el ‘rey burgués’. La monarquía absoluta había muerto y Francia volvía a tener una constitución.


El impresionante cuadro de Delacroix, ‘La Libertad guiando al pueblo’, es una alegoría a la revolución en Francia, pero no a la revolución de 1789. Esta Libertad es 40 años más joven, aunque sus protagonistas son los mismos que asaltaron la Bastilla: la burguesía y los trabajadores.


Junto a la Libertad se encuentra un hombre con sombrero de copa. Seguramente un abogado, o médico, o comerciante. En todo caso alguien con capacidad económica y un nivel cultural apreciable. Empuña una escopeta y su mirada es desafiante. Lucha por ser dueño de su destino, harto de una aristocracia y una monarquía que se considera dueña de todo y que no le permite participar en las decisiones que le afectan directamente, tanto a su vida personal como a su negocio.



Al igual que sus predecesores 40 años, este burgués aspira a un gobierno de soberanía nacional. Esto quiere decir que él y los que son como él son los legítimos dueños del Estado, mientras que el rey no deja de ser su servidor. Una reivindicación muy osada, ya que el rey se siente legitimado nada más y nada menos que por el propio dios. No le tiene que dar cuentas a nadie, sólo al altísimo, lo que es lo mismo que ser dueño absoluto de su propio país.


En 1789 el hermano de Carlos, el entonces rey Luis XVI, sufrió la famosa revolución que cuatro años más tarde le cortaría la cabeza. Fue un acto histórico. El pueblo mataba a su rey desafiando a dios y demostrando que era dueño de su propio destino. Pero el sueño duró poco. Primero Napoleón y después los Borbones después de Waterloo en 1815 lo mataron hasta intentar no dejar ni rastro de él. Fue la llamada ‘Restauración’, de los privilegios aristocráticos y del poder divino, claro. Después de 25 años de revolución y guerras napoleónicas, los Borbones volvieron a Francia y pensaron seriamente que podrían seguir gobernando como si nada hubiese ocurrido.




Barricadas en París

Pero en julio de 1830 la olla volvió a estallar. Esta vez el rey Carlos X pretendía engañar a sus súbditos impidiendo que en la Cámara de representantes estuvieran presentes los diputados que realmente habían sido elegidos, en su mayoría liberales y burgueses. Pero, no contento con eso, firmó una serie de ordenanzas por las que abolía la libertad de prensa, disolvía la cámara de diputados, alteraba el sistema electoral y convocaba nuevas elecciones tras el verano. Y una vez firmadas estas ordenanzas, el rey pretendía gozar de sus vacaciones.



Carlos X.
Pero surgieron barricadas en París. Disturbios, frutos del enfado popular que no podía consentir que el rey gobernara su país con ese desprecio hacia sus habitantes. Comenzó la revolución. Los burgueses, ansiosos de tomar el poder y ser, al fin, dueños de su destino (y de sus negocios), encabezaron el levantamiento.



Eso ocurrió el 28 de julio de 1830. Tres días más tarde, el 31 de julio, el rey había renunciado a su corona y se había exiliado. Fracasó en su intento de nombrar a su hijo heredero al trono, y a este subió otro Borbón, pero de una rama lejana: Luis Felipe de Orleáns. Le llamarían el ‘rey burgués’, porque le debía a la burguesía su nombramiento y a la burguesía se debió durante su gobierno. Lo más destacado: dejó de ser un rey ‘por la gracia de dios’ para serlo ‘por la soberanía nacional’. Es decir, le debía obediencia a la nación, y para dejarlo claro se redactó una constitución que estaba por encima de la voluntad regia y de cualquier otro ciudadano. La burguesía había triunfado.


Sin embargo, si se observa otra vez el cuadro de Delacroix, junto a la Libertad y al burgués de sombrero de copa hay otros personajes: un niño de aspecto humilde armado con dos pistolas y, detrás del burgués, un hombre de aspecto curtido armado con un sable. Son los representantes de una nueva clase social, hasta ese momento muda en la historia: los obreros.


El burgués está solo rodeado de obreros. Se han aliado para echar a su enemigo común, pero muy pronto el burgués será el nuevo amo y los obreros se sentirán engañados. La alianza se romperá y los obreros protagonizarán nuevas revoluciones, con otros símbolos y otros objetivos. Pero eso será más tarde.    

2 comentarios:

  1. Enhorabuena por la enorme calidad del blog – PREMIOS LIEBSTER

    http://laliebremuerta.blogspot.com.es/2012/08/nuestros-premios-liebster.html

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    1. Muchas gracias. Disfruto mucho escribiéndolo y que los lectores lo pasen bien leyéndolo. Un saludo

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