El 'telegrama Zimmermann'. |
El 1 de febrero de 1917, hace 95 años, la Alemania imperial declaró la guerra submarina sin restricción contra los barcos aliados, ya fueran navíos de guerra o transportes de suministros. El problema era que muchos de estos barcos serían estadounidenses, un país que en ese momento era neutral pero que hacía negocios con los enemigos de Alemania, a los que suministraba armas, municiones y alimentos. La guerra submarina podría empujar a los EEUU a aliarse con los enemigos de Alemania, pero según sus estrategas era un riesgo que merecía la pena correrse. Ante este escenario la diplomacia de Berlín ideó un plan que tenía como objetivo disuadir a Washington a entrar en guerra, pero ocurrió todo lo contrario.
La Primera Guerra Mundial estaba en su pleno apogeo. Iba a cumplir su tercer año y la situación seguía en tablas. Alemania y Austria-Hungría se
enfrentaban a Francia, Rusia y Gran Bretaña en la guerra más sangrienta y horrible de las libradas hasta el momento. Las trincheras atravesaban Europa occidental desde Flandes hasta Suiza y un bloqueo naval británico impedía la llegada de materias primas y suministros a Alemania, que empezaba a sufrir las consecuencias de la escasez. Gran Bretaña sufría un problema parecido. Al ser una isla, dependía de las rutas marítimas para ser suministrada y poder alimentar a su población y seguir fabricando armamento. Los alemanes lo sabían y lanzaron a sus submarinos para torpedear a los barcos mercantes enemigos y tratar así de doblegar a los británicos.
Un submarino alemán hundiando un carguero. |
Pero esta estrategia tenía un problema. En un principio la ley marítima –que se remontaba a la época de los corsarios- establecía que el atacante debía avisar previamente a su víctima antes de atacarla y garantizar la seguridad de su tripulación. Pero en la Primera Guerra Mundial eso era muy difícil. Los submarinos eran demasiado pequeños como para rescatar a los naufragos de un mercante, y en muchos casos estas iban armados por lo que el submarino se arriesgaba a ser hundido si aplicaba esta ley arcaica. Además, la principal ventaja de este arma estaba en la sorpresa, en atacar sin ser visto y huir.
En un Océano Atlántico plagado de barcos la guerra submarina en muchas ocasiones dio lugar a horribles hechos como el hundimiento del barco de pasajeros británico Lusitania en el que murieron 1.200 personas, entre ellos 128 estadounidenses.
La neutralidad de EEUU
Aunque los EEUU eran neutrales sus simpatías estaban claramente con los aliados occidentales. Eran sus socios comerciales a los que suministraban regularmente, pero todavía no habían entrado en guerra entre otras razones porque contaban con una enorme población de emigrantes alemanes y porque tenían una poderosa tradición aislacionista que no veía con buenos ojos inmiscuirse en los asuntos de los europeos.
Arthur Zimmermann. |
Los alemanes lo sabían, y apostaron por esta carta a la hora de diseñar su guerra submarina sin restricciones. Esto quería decir que cualquier barco con destino a Francia o Gran Bretaña sería hundido por entender que comerciaba con el enemigo, aunque fuera de un país neutral, véase los EEUU. Sin embargo, cabía la posibilidad de una declaración de guerra. Ahí entraba el ministerio de exteriores alemán, que realizó una operación destinada a disuadir a los norteamericanos a tomar este paso.
El 19 de enero de 1917 el ministro de exteriores alemán, Arthur Zimmermann, envió un telegrama a su embajador en México ordenándole que hiciera una propuesta cuanto menos curiosa al gobierno mexicano. El telegrama decía así:
“Nos proponemos comenzar el primero de febrero la guerra submarina, sin restricción. No obstante, nos esforzaremos para mantener la neutralidad de los Estados Unidos de América.
En caso de no tener éxito, proponemos a México una alianza sobre las siguientes bases: hacer juntos la guerra, declarar juntos la paz; aportaremos abundante ayuda financiera; y el entendimiento por nuestra parte de que México ha de reconquistar el territorio perdido en Nuevo México, Texas y Arizona. Los detalles del acuerdo quedan a su discreción [de Von Eckardt, embajador alemán en México].
Queda usted encargado de informar al presidente [de México] de todo lo antedicho, de la forma más secreta posible, tan pronto como el estallido de la guerra con los Estados Unidos de América sea un hecho seguro.
(…) Haga notar al Presidente que el uso despiadado de nuestros submarinos ya hace previsible que Inglaterra se vea obligada a pedir la paz en los próximos meses”.
El problema fue que los británicos interceptaron este telegrama y se lo pasaron a los EEUU donde causó una enorme conmoción el 1 de marzo de 1917 cuando fue publicado por la prensa estadounidense. Los sentimientos aislacionistas fueron apartados y surgió un ánimo anti alemán que hizo posible al gobierno del presidente Wilson declararle la guerra a Alemania el 6 de abril de 1917. Fue el hecho que desequilibró la guerra a favor de los aliados y que provocó finalmente la rendición alemana el 11 de noviembre de 1918.
Lo más curioso fue que los mexicanos estuvieron estudiando durante un tiempo la viabilidad de la oferta alemana. Sin embargo, llegaron a la conclusión de que carecían de la fuerza necesaria para invadir los EEUU. El 14 de abril de 1917, con EEUU ya en guerra, declinaron formalmente la oferta de alianza con Alemania.
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