23/9/15

Los judíos de Dinamarca y el Holocausto, la extraña excepción

En la noche del 1 al 2 de octubre de 1943, unos 7.000 judíos daneses huyeron a Suecia. Los nazis habían ocupado su país y tenían la orden de detenerlos y llevarlos a los campos de exterminio. Sin embargo, sólo unos 450 judíos fueron arrestados. El ejército alemán no hizo nada para impedir esta huida masiva, y la Gestapo y las SS no se emplearon con la misma energía que en otros lugares. Dinamarca fue una extraña excepción a la regla del Holocausto.  

Cientos de barcas pesqueras se pusieron en marcha aquella noche. Con las luces apagadas y sin hacer ruido para sortear a los guardacostas, los experimentados marineros cruzaron con sus pequeñas naves los escasos kilómetros de mar que separaban la Dinamarca ocupada por Alemania de la Suecia neutral. En ellas viajaban miles de personas de todas las edades y sexos. Seguramente sentían miedo y frío, terror por la incertidumbre de su destino; pero seguramente también una enorme alegría y un gran alivio cuando llegaron a las costas de su destino, donde les estaban esperando con mantas, comida y un lugar donde refugiarse. Ya estaban a salvo, nadie les podía atrapar ya.

Unos 7.000 judíos de los 8.000 que tenía Dinamarca en 1943 lograron escapar así de su muerte segura en los campos de exterminio nazis. En una sola noche entre el 1 y el 2 de octubre de 1943 lograron escapar, dejando atrás un imperio que deseaba torturarlos y matarlos. Sólo unos 450 judíos fueron arrestados por los SS y la Gestapo. 102 murieron en las cámaras de gas, un porcentaje muy pequeño que contrasta con la práctica aniquilación de los judíos en el este de Europa y la persecución sin piedad de los judíos en Francia, Italia o en los Países Bajos.

Judíos daneses llegados a Suecia.
Transportar a 7.000 personas a Suecia, muchas de ellas ancianos y niños, en una sola noche, con las costas vigiladas y a través de un sistema básicamente improvisado que se sostenía sólo por la solidaridad de miles de desconocidos, podría calificarse como un éxito notable de la resistencia danesa. Sin embargo, surgen una serie de interrogantes. ¿Cómo conocían la fecha exacta en la que iban a ser deportados los judíos? ¿Realmente no les miraba nadie mientras cruzaban el mar hacia su salvación? Y los nazis, ¿por qué no emplearon la misma energía y el mismo tesón en perseguir a los judíos daneses que en otros lugares de Europa?

Años más tarde se supo que un diplomático alemán, Georg Ferdinand Duckwitz, había alertado a un político danés días antes de que se iba a proceder a la deportación de los judíos. ¿Actuó por su cuenta? La resistencia no tardó en enterarse y en organizar la fuga. Pero era un plan muy difícil de ejecutar sin despertar sospechas ni hacer ruido. De hecho, la inmensa mayoría de los judíos se enteró de que debían huir para salvar sus vidas durante los servicios religiosos del 29 de septiembre. Entre las miles de personas implicadas, ¿no había nadie que se fuera de la lengua?

Werner Best.
De hecho, la huída fue posible porque la policía danesa hizo la vista gorda y también porque la Gestapo y las SS decidieron comportarse con más corrección y menos violencia que en otros países. No hubo patadas en las puertas ni emboscadas por sorpresa a los judíos como en Varsovia, Budapest o en Roma. Los agentes nazis iban a las casas vacías y llamaban a sus víctimas, y al ver que no estaban no insistían demasiado ni tomaban represalias con el vecindario. Simplemente se marchaban por donde habían venido. Al parecer tenían órdenes de su superior, el Obergruppenführer de las SS Werner Best, Comisario del Reich para la Dinamarca ocupada. Su prioridad era no despertar la animadversión de los daneses, aunque fuera a costa de no ser eficaces en la persecución de los judíos, y mantener a Dinamarca como el “protectorado ideal” del imperio de Hitler, sin apenas resistencia ni oposición a los alemanes.     


Dinamarca, el “protectorado ideal” de Hitler
Dinamarca fue invadida y ocupada por Alemania el 9 de abril de 1940. Su ejército era muy pequeño y para evitar un derramamiento de sangre inútil debido a una resistencia imposible, los daneses se rindieron casi el mismo día. A cambio recibieron un trato muy benévolo por parte de sus invasores. Dinamarca mantuvo a su gobierno y a su rey, sus funcionarios seguían trabajando e incluso se permitía la actividad de partidos políticos como los socialdemócratas, prohibidos y perseguidos en el resto de la Europa ocupada. Incluso se celebraron elecciones parlamentarias el 23 de marzo de 1943, impensable en otras democracias invadidas por los alemanes como Francia u Holanda, por ejemplo.

Soldado alemán de ocupación en Dinamarca.
Ya sea por su posición inofensiva, por las simpatías que despertaba este pequeño país nórdico entre las élites nazis por su “pureza racial” o por un simple experimento político, Dinamarca se libró de ser formalmente ocupada hasta que la suerte de la guerra se volvió descaradamente adversa para Hitler.

A medida que la guerra se prolongaba, Alemania iba explotando más y más los recursos daneses para sus propios esfuerzos de guerra, lo que iba en detrimento de las condiciones de vida de la población. En agosto de 1943, con los aliados ya en suelo italiano y los soviéticos avanzando en Ucrania, los daneses comenzaron una serie de huelgas y protestas contra la explotación económica por parte de Alemania. La respuesta fue la represión y la clausura del parlamento y del Gobierno. Pero Alemania seguía interesada en mantener la calma en el pequeño país. ¿Fue por eso que la deportación de los judíos fue tan poco minuciosa, por llamarlo de alguna manera?

Puede ser que los 7.000 judíos daneses pudieran escapar porque la resistencia supo planear su fuga con extrema eficacia y porque contaban con la solidaridad y ayuda de la mayoría del resto de daneses. Puede ser que también influyera el cálculo político de los nazis de preferir dejar escapar a los judíos a tener que enfrentarse a una ocupación costosa en Dinamarca. Puede también que algunos funcionarios nazis atisbaran ya la derrota alemana y empezaran a trabajar para “limpiar” sus currículos. O puede que no haya una sola causa.


Lo que sí está claro es que de los 8.000 judíos daneses murieron solamente 102. Y también que el jefe  de las SS en Dinamarca, Werner Best, se libró de la horca. Fue juzgado por los propios daneses cuando terminó la guerra. Primero lo condenaron a muerte, pero debido a su supuesta actitud benevolente con los judíos, fue perdonado y condenado a 12 años de prisión de los que sólo cumplió cinco. Best regresó a Alemania, donde vivió el resto de su vida sin ser molestado hasta que murió en 1989 con la edad de 85 años. ¿Casualidad?

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