Hace
125 años, en 1888, Alemania llegó a tener tres emperadores. Fue un año de
grandes convulsiones políticas y de un cambio generacional crucial para el
destino del país más poderoso del continente europeo. Ese año se produjo la
transición del S. XIX al S. XX, y el principio de un camino que acabaría
conduciendo a la tragedia de la Primera Guerra Mundial.
El 9 de marzo de 1888
murió el Káiser Guillermo I a la edad de 91 años. Este emperador encarnaba el
S. XIX, ya que había vivido en primera persona todos los acontecimientos que
habían llevado al nacimiento del Imperio Alemán, llamado más tarde “Segundo
Reich.” Guillermo I nació en 1797, en plena época marcada por la Revolución
Francesa, cuando Alemania no existía aún y estaba dividida por centenares de
pequeños estados independientes de los que Prusia, la patria de Guillermo, era
uno de los más grandes y fuertes.
Cuando el pequeño
Guillermo sólo tenía 9 años Napoleón derrotó a su país y entró en Berlín. Más
tarde, en 1815, cuando el joven príncipe había cumplido los 18 años, el
emperador francés fue derrotado en Waterloo y las monarquías absolutas
volvieron a imponer su voluntad en Europa. Años más tarde, cuando Guillermo era
un hombre de más de 50 años, estalló la revolución de 1848. Su hermano Federico Guillermo IV era el rey de Prusia y se enfrentó a los revolucionarios que
pedían una constitución y la unidad alemana. Se enfrentaban la antigua visión
de la monarquía por derecho divino con la exigencia de la burguesía a
participar en el gobierno. Guillermo quiso disparar contra las masas y
encarcelar a los revolucionarios, algo que finalmente su hermano hizo
derrotando las aspiraciones constitucionalistas en Prusia.
Guillermo I. |
Federico Guillermo IV murió
en 1861 sin dejar herederos, por lo que Guillermo I fue coronado rey de Prusia
cuando ya contaba con 64 años. Pero él sólo era un soldado, no sabía de
política. Le dejó todos los asuntos a su canciller, Otto von Bismarck, y éste
trabajó para conseguir la unidad de Alemania, pero no precisamente del tipo
como la que quisieron los revolucionarios de 1848. Entre 1866 y 1871 se
lucharon tres guerras, las llamadas “guerras de unificación” contra Dinamarca,
Austria y Francia. Prusia lideró el proceso y acabó unificando los diferentes
estados alemanes –excepto Austria- hasta crear en 1871 el Imperio Alemán.
Guillermo I era desde ese momento emperador de un Reich que se había unificado
a base de guerras y bajo la dirección de Prusia, probablemente el Estado más
conservador del centro de Europa, y no basándose en la ley ni la igualdad.
El Imperio Alemán de 1871. |
Alemania, entre la
modernidad y el Antiguo Régimen
La Alemania que se creó
en 1871 sufría una grave contradicción. Era una mezcla entre un Estado moderno,
industrializado y avanzado con una burguesía poderosa, y un Estado del Antiguo
Régimen con una aristocracia y una monarquía muy fuertes que se basaban en el
poder del ejército, una institución intocable con enormes privilegios sociales.
Aunque había una constitución, el Parlamento -el Reichstag- era una institución
sin apenas influencia, ya que el gobierno recaía enteramente en el emperador y
su canciller, Bismarck, que por otra parte prohibió y persiguió las actividades
de los católicos y de los socialdemócratas en todo el país. Esta era la
Alemania reaccionaria y decimonónica que comprendía Guillermo I, en la que se
había criado y que conocía. La Alemania moderna e industrializada le era completamente
ajena. Pero no a su hijo.
Federico III. |
Cuando en marzo de 1888
Federico III heredó el trono, ya tenía 56 años y estaba gravemente enfermo de
cáncer. Su vida fue bastante triste, siempre a la sombra de su padre y esperando
su oportunidad de gobernar. Se le atribuía una gran sensibilidad hacia los
intereses de la burguesía industrial alemana y cierta simpatía hacia los
valores constitucionales y democráticos parlamentarios. Era un hombre de
finales del S. XIX, en la puerta del XX, que tenía asumido que la monarquía
absoluta en la que el rey sólo tenía que rendir cuentas a dios pertenecía al
pasado. Pero sólo estuvo en el poder 99 días.
El 15 de junio de 1888
murió Federico III y le sucedió su hijo Guillermo II. El nuevo Kaiser era
joven, con sólo 29 años, y no tenía experiencia política de ningún tipo. Sin
embargo, era arrogante y soberbio, con un claro complejo de inferioridad que dominaba
sus decisiones. No dejaba que nadie destacara por encima de él, ni siquiera el
todopoderoso y respetado canciller Bismarck. Mientras su abuelo Guillermo I supo
reconocer que no sabía de política y delegó en Bismarck, Guillermo II se arrogó
todo el poder ejecutivo y pronto despidió al anciano canciller. Fue una
decisión muy grave.
El fin del equilibrio europeo
Guillermo II. |
Bismarck era el único
que conocía la verdadera debilidad de Alemania, que en pleno centro de Europa,
era en el fondo muy vulnerable a un ataque por varios flancos a la vez por
parte de sus vecinos. Para ello se cuidó de crear un sistema de equilibrios
diplomáticos que mantenían a Alemania en el centro y a salvo de una posible
coalición de países vecinos contra ella. Esto implicaba no amenazar los
intereses de estos países y respetar el status quo.
Pero Guillermo II no lo
veía así. Obnubilado por el poderío industrial alemán, quiso imponer su fuerza
al resto de las potencias europeas, amenazando sus intereses y creándose
enemistades. Por ejemplo, insistió en que Alemania tuviese colonias en África y
en Oceanía, que reivindicaba como el “lugar al sol” de su imperio en el mundo.
Para ello mandó construir una gran flota de guerra que inmediatamente puso en
alerta a Gran Bretaña, que veía en ello una amenaza a su imperio comercial,
poniendo fin así a la tradicional alianza entre ingleses y prusianos.
Esta insensatez acabó
provocando la concatenación de una serie de crisis internacionales que acabaron
por romper el sistema de equilibrios de Bismarck y aislar a Alemania frente al
resto de grandes potencias. El clima era de máxima tensión y una simple crisis
podía provocar un incendio. En 1914 esto tuvo una consecuencia trágica: el
inicio de la Primera Guerra Mundial, en la que Alemania fue derrotada y Guillermo
II y la monarquía derrocada para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario