Soldados alemanes prisioneros. |
El
13 de mayo de 1943 unos 230.000 soldados alemanes e italianos se rindieron en
el norte de Túnez. Con este acto ocurrido hace 70 años se acabó definitivamente
el sueño fascista de un norte de África italiano y Hitler y Mussolini eran
expulsados del continente. Se terminaba así una aventura que había cautivado a
millones de personas a través de las películas de propaganda y que había estado
a punto de cumplir su objetivo gracias a la pericia del “zorro del desierto”.
Cuando el general
alemán Hans-Jürgen von Arnim firmó el documento de rendición el 13 de mayo de
1943, un enorme ejército italo-alemán dejó de combatir. Miles de soldados de
las mejores tropas del Eje apartaron sus fusiles y salieron de sus blindados
para unirse a interminables columnas de prisioneros que se dirigían a unos
campos precariamente alambrados y vigilados para esperar su destino. Ya no
lucharían más contra sus enemigos británicos y estadounidenses. Los aliados
habían logrado una gran victoria.
El general von Arnim. |
Tan sólo tres meses
después del desastre de Stalingrado, Hitler sufrió un segundo descalabro
militar con enormes consecuencias estratégicas. Si en noviembre de 1942, seis
meses antes, sus soldados se encontraban en Egipto atrincherados en El Alamein
y amenazando el importantísimo Canal de Suez, ahora esos soldados estaban todos
presos y no quedaba ni rastro de la presencia alemana e italiana en el norte de
África.
Sin embargo, a Hitler
nunca le gustó este escenario bélico. De hecho, solamente intervino en él para
ayudar a su aliado Benito Mussolini de una derrota temprana y segura, y las
tropas que envió a luchar allí siempre habían sido escasas y mal suministradas.
Eso sí, eran todas de primerísima calidad. Se trataba del mítico Afrikakorps
mandado por el no menos mítico “zorro del desierto”, el general Erwin Rommel.
La aventura africana a pesar
de Hitler
La aventura africana
comenzó en septiembre de 1940, cuando los italianos recientemente incorporados
al bando alemán en la guerra atacaron el protectorado británico de Egipto desde
su colonia de Libia. Eran más de 200.000 soldados italianos contra una pequeña
guarnición británica de 35.000 hombres. Sin embargo, los italianos fueron
completamente derrotados y casi fueron expulsados de África nada más comenzar.
Los británicos cogieron a miles de prisioneros y avanzaron hasta ocupar toda la
Cirenaica libia. Solamente su escasa fuerza y las enormes distancias impidieron
que tomaran toda la colonia italiana.
El general Erwin Rommel. |
Hitler envió al
Afrikakorps de Rommel como ayuda. Era una pequeña fuerza de blindados con la
orden de mantenerse a la defensiva y evitar la captura de Trípoli, la capital
libia. Sin embargo, Rommel ignoró las órdenes y se lanzó al ataque. Ahora los
que corrían eran los ingleses, que se retiraron precipitadamente hasta Egipto.
Este ir y venir entre Libia y Egipto, una distancia de unos 2.000 kilómetros de desierto caluroso y
árido, se repitió hasta cuatro veces durante los dos años y medio que duró la
guerra del desierto, una guerra que cautivó a millones de personas en Europa
gracias a las imágenes de propaganda que se proyectaban en los cines de ambos
lados. Parecía una guerra limpia, sin ciudades que destruir, sin civiles que
podían matar –lo cual era falso- y extremadamente caballerosa en el trato entre
los contendientes. En suma, una guerra limpia entre dos enemigos civilizados en
un escenario exótico y lejano. Un terreno muy propicio para crear héroes como
Rommel, venerado por la propaganda nazi y también por sus enemigos.
Desde el punto de vista
de Hitler, el potencial de esta guerra en el desierto fue creciendo. Era el
único lugar donde se enfrentaban las tropas de tierra del Eje y del Imperio
Británico después de que, tras la conquista de Francia por Alemania en 1940,
los aliados hubieran sido expulsados del continente europeo. A diferencia de
los cálculos de Hitler, los británicos a pesar de estar solos no se plegaron a
negociar la paz, por lo que necesitaba vencerles militarmente. Para ello la
captura del Canal de Suez se había convertido en fundamental. Hitler incluso
llegó a fantasear con atacar la URSS desde el sur, atravesando Palestina, Mesopotamia
y el Cáucaso.
El comienzo del fin
Entre el verano y otoño
de 1942 ese objetivo parecía al alcance de la mano. Los panzer de Rommel
llegaron hasta El Alamein, un pequeño apeadero egipcio a pocos kilómetros al
oeste de Alejandría. Pero se les acabó la gasolina y los británicos tuvieron
tiempo de atrincherarse. No pudieron llegar más allá.
Soldados prisioneros. |
Fueron precisamente los
graves problemas de abastecimiento los que estrangularon a los alemanes en
África. La flota británica, la Royal Navy, era inmensamente mejor que la flota
italiana y dominaba el Mediterráneo con ayuda de su base en Malta, justo a
medio camino entre Italia y Libia. Los abastecimientos no llegaban o lo hacían
a cuentagotas. Así era muy difícil ganar.
Así fue como en octubre
y noviembre de 1942 los británicos del 8º Ejército pasaron a la ofensiva en ElAlamein. Su comandante, el general Montgomery, dijo que sólo se presentaba a
batallas que sabía que iba a ganar. Y la ganó. A ello ayudó mucho que a miles
de kilómetros al oeste de allí, en la costa de Marruecos y Argelia,
desembarcaran dos ejércitos norteamericanos y británicos. La llamada Operación Antorcha había cogido a los alemanes e italianos por la espalda, y de paso, eliminado las colonias de la Francia de Vichy, el aliado francés de Hitler. Sólo quedaba
la huida.
La destreza y autoridad
de Rommel, y la extrema cautela de Montgomery, hicieron posible que miles de
soldados del Afrikakorps consiguieran escapar de Egipto, atravesar Libia y
llegar a Túnez antes de que los novatos soldados de EEUU que habían
desembarcado en el Magreb se organizaran. Un último éxito que, sin embargo,
encubría una enorme derrota. De amenazar el Canal de Suez, los alemanes se
habían atrincherado en Túnez. Sólo por el prestigio de mantener una posición en
África, Hitler, ahora sí, envió a miles de soldados y pertrechos que mejor
habrían servido en Egipto, pero que ahora estaban en una trampa.
La carrera a Túnez. |
Resistieron en Túnez
durante cuatro meses, incluso llegaron a derrotar a los americanos en el paso de
Kasserine. Pero no sirvió de nada. Seguían sin gasolina. Sólo era cuestión de
tiempo de que la batalla terminase. Lo hizo el 13 de mayo de 1943. Más de 230.000
soldados alemanes e italianos fueron hechos prisioneros (peor que en
Stalingrado). Rommel, el gran héroe, fue repatriado a tiempo ya que no se podía
permitir su captura. Durante los años que duró la campaña africana murieron unos
18.600 soldados alemanes (3.400 desaparecieron), 13.700 italianos, 16.500
estadounidenses y 35.500 británicos.
A partir de ese momento
los aliados pasarían a una nueva fase en la guerra. Alemania estaba a la
defensiva. El Primer Ministro británico Winston Churchill dijo: “No, este no es
el final, no es siquiera el principio del final. Puede ser, más bien, el final
del principio.” El objetivo iba a ser Europa.
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