Joseph Göbbels |
El
18 de febrero de 1943, hace hoy 70 años, el ministro de propaganda del Tercer
Reich, Joseph Göbbels, dio el discurso de su vida. Ante 15.000 nazis
fanatizados y escogidos llamó a la “guerra total”. Fue un discurso muy estudiado
e impecablemente escenificado, un ejemplo de movilización y el clímax de la
propaganda nazi. También fue la ceremonia en la que los nazis hicieron cómplice
al pueblo alemán y lo arrastraron hacia la derrota y la destrucción.
El discurso de Göbbels se
produjo tan sólo 16 días después de que se rindieran los últimos soldados
alemanes que todavía resistían entre las ruinas de Stalingrado. Más de 250.000
soldados murieron o fueron cogidos prisioneros. Todo el mundo en
Alemania sabía que ya no era posible derrotar a la URSS y, por lo tanto, ya no
era posible ganar la guerra. La propaganda había estado enseñando
constantemente imágenes de soldados alemanes triunfantes a los que
aparentemente solamente les faltaba dar un empujón a su enemigo para derrotarlo
completamente. Sin embargo, de repente el derrotado era el soldado alemán. Stalingrado
fue un ‘shock’.
Prisionero alemán en Stalingrado. |
La derrota era un
sentimiento generalizado que, sin embargo, no se expresaba (ni se podía
expresar) en público. Pero el régimen nazi tenía miedo. Sabía que su poder
descansaba en el consenso general (en la unidad del pueblo, el Volk) y que éste
solamente les seguía si a cambio le ofrecía victorias y un alto nivel de vida.
Los traumas de las privaciones y de la derrota en la Primera Guerra Mundial
estaban todavía muy arraigados entre los alemanes, y el miedo a una revolución
popular como la que puso fin a la guerra en 1918 planeaba sobre las mentes de
los líderes nazis en 1943.
Una ceremonia cuidadosamente
planificada y escenificada
El escenario escogido
fue el Palacio de los Deportes de Berlín, lugar de otros grandes mítines del
Partido Nazi. Esta vez acudieron 15.000 asistentes escogidos, supuestos representantes
del pueblo en guerra: soldados heridos, mujeres auxiliares de las fuerzas
armadas, trabajadores de la industria armamentística, artistas, médicos, etc.
Un supuesto ejemplo de la unidad del pueblo frente a los enemigos de la patria
congregado en un escenario decorado con cruces gamadas y bajo un enorme letrero
con el eslogan de la cita: “Guerra total, guerra más corta” – “Totaler Krieg,
kürzester Krieg”.
Palacio de los Deportes de Berlín, el 18 de febrero 1943. |
Aunque su audiencia
eran fanáticos partidarios nazis, Göbbels sabía muy bien cómo electrizarlos y
movilizarlos. Les provocó: “Los ingleses
aseguran que el pueblo alemán rechaza las medidas del gobierno para la guerra
total, que prefiere la capitulación”. “Nunca”
chillaron indignados los 15.000 puestos en pie y con el brazo en alto haciendo
el saludo nazi. Entonces llegó el clímax: “¿Queréis
la guerra total?” preguntó gritando. “Sí,
sieg heil, sieg heil” respondieron al unísono.
El ambiente era
perfecto para Göbbels quien continuó provocando: “¿Queréis la guerra, si fuera necesario, aún más radical y total de lo
que hasta ahora nos podamos incluso imaginar?” Una pregunta horrible a la
que los 15.000 puestos en pie y completamente extasiados respondieron
afirmativamente con los brazos en alto.
Y entonces la pregunta
clave, con la que Göbbels sellaría el destino de Alemania: “¿Estáis dispuestos a seguir al Führer unidos
como una falange de la patria tras nuestras fuerzas armadas combatientes, para continuar
la lucha con una determinación salvaje e independientemente de lo que nos
depare el destino,… hasta que la victoria esté en nuestras manos?”
Independientemente de los nos depare el destino.
Asistentes al mitin. |
El discurso de Göbbels
supuso un paso más, un paso decisivo y la escenificación del abrazo fatal del
nazismo al pueblo alemán. La victoria ya no era posible. Sólo quedaba resistir.
Aguantar por aguantar. Los jerarcas nazis sabían que si perdían la guerra sería
su fin, pero no se irían ellos solos. Arrastrarían con ellos al pueblo que les
aplaudió y siguió en los buenos tiempos de las victorias. Serían cómplices de
una guerra que, librada en su nombre, había llevado la destrucción y el
sufrimiento a toda Europa.
A partir de 1943 esa
destrucción y ese sufrimiento llegarían a Alemania. Derrota tras derrota con
millones de soldados muertos, prisioneros o desaparecidos. Bombardeos sobre las
grandes ciudades que quedaron completamente borradas del mapa: Hamburgo, Dresden,
Berlín, Colonia, …. Y la derrota moral del Holocausto. Más de seis millones de
judíos y gitanos, sin contar a eslavos y otros pueblos ocupados, murieron
asesinados.
En febrero de 1943
Göbbels escenificó el abrazo de los nazis a los alemanes, fue el momento en el que los convirtieron en cómplices de su barbarie. Dos años después,
Alemania sería derrotada y destruida.
Vídeo del mitin del 18 de febrero de 1943 (subtitulado en inglés):
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