El minarete de Qutab. |
En
India viven unos 150 millones de musulmanes. Es el tercer país con más musulmanes del mundo después de Indonesia y de Pakistán. De hecho, el Islam es
la segunda religión más practicada en ese país de 1.200 millones de personas después
del hinduismo. Ambas religiones mantienen una relación compleja, basada en una
mezcla de convivencia y conflicto que tiene sus raíces en la historia. Esta
comenzó en la Edad Media, hace más de 800 años, a finales del S. XII. En esa
época los musulmanes llegaron, vencieron y conquistaron. Y para simbolizar su
victoria construyeron uno de los más bellos ejemplos de arquitectura islámica
del mundo: el minarete de Qutab, en Nueva Delhi.
En 1947 la inmensa
colonia británica del subcontinente indio se separó en dos países diferentes,
Pakistán e India. Sus gentes solamente se distinguen porque en uno de esos
países los musulmanes son mayoría y en el otro lo son los hinduistas. Ambas
comunidades mantienen desde entonces una relación tensa e incluso violenta, con
guerras y matanzas. Esta relación tiene su origen en la manera en la que el
Islam llegó a India. Fue hace ocho siglos, a finales del S. XII, y lo hizo a
sangre y fuego.
En esos años los
musulmanes de la zona de Asia central atacaron el norte de la India. No era la
primera vez. Desde que el Islam llegó a lo que hoy conocemos como Irán y
Afganistán a lo largo del S. VIII –al mismo tiempo que llegó a la Península
Ibérica-, miles de guerreros atravesaban regularmente los inhóspitos y
dificilísimos pasos de montaña del Hindukush y entraban en los ricos valles del
Indo y del norte del subcontinente saqueando y destruyendo a placer. Pero
siempre se marchaban de vuelta a sus bases cargados de botín y amenazando con
volver.
Llegan los nuevos amos
Sin embargo, hace 800
años los guerreros del Imperio Gúrida al mando de Mu’izz al-Din Muhammad y de
su lugarteniente Qutb-ud-din Aybak,
asaltaron el norte de la India y no volvieron a su hogar. Lo conquistaron y se
instalaron. Los musulmanes eran una nueva casta o élite de
conquistadores que se impusieron a los hindúes, a los que marginaron del poder
y sometieron completamente.
La expansión del sultanato de Delhi. |
Mantuvieron su
condición de guerreros, los únicos con derecho a portar armas. Y como además
eran los representantes del Islam, según ellos la única religión verdadera
–como en aquellos tiempos teocráticos también pensaban los cruzados
cristianos-, no toleraron la existencia de otros templos e imágenes religiosas,
por lo que destruyeron los templos hindúes que caían en sus manos. Así es como
en el norte de la India hoy en día es muy difícil encontrar templos hindúes
anteriores a la Edad Media.
Pero la conquista no
trajo la estabilidad. El conquistador Mu’izz al-Din Muhammad murió asesinado en
el año 1206 y le sucedió su número dos, Qutb-ud-din
Aybak. Este era un mameluco, o lo que es lo mismo, un soldado esclavo. Vendido
de niño, fue entrenado para matar y llegó a ser un guerrero temible que
encabezó la conquista de la India. Los soldados le obedecían, por lo que no
resulta sorprendente que a la muerte de su señor fuera él quien le sucediera
independizándose del Imperio Gúrida y estableciendo su capital en Delhi, la
actual Nueva Delhi. Así fue como nació el Sultanato de Delhi, el primer estado
musulmán independiente en la India.
Un
monumento para la eternidad
Qutb sólo reinó cuatro años, hasta 1210. Murió en un accidente al caer de
su caballo mientras jugaba al polo. Pero al menos le dio tiempo a comenzar las
obras del monumento que le haría inmortal: el minarete de Qutab, un bellísimo
ejemplo de la sofisticada y compleja arquitectura islámica en pleno corazón de
la India recién conquistada. Aunque no se terminaría hasta más de un siglo más
tarde, en el año 1368, con sus 72,5 metros de altura era todo un símbolo de
victoria, de que habían llegado los nuevos amos.
Para hacer más clara esta nueva realidad, se construyó como parte de una
mezquita que a su vez se alzó sobre los restos de un templo hindú destruido por
los musulmanes. Sin embargo, se aprovecharon las piedras labradas del anterior
monumento. El resultado fue una fusión impresionante de elementos de
arquitectura hindú e islámica. Toda una metáfora de la difícil convivencia en
la India.
Columnas hindúes de la mezquita. |
Hoy Delhi es la capital de la India independiente donde los hindúes son
la inmensa mayoría, y hogar de una importante comunidad musulmana, heredera de
la élite que hace siglos gobernaba el país hasta la llegada de los británicos
en el S. XIX. El minarete de Qutab es hoy patrimonio de la Humanidad, pero
también un recuerdo de que el Islam fue, durante muchos años, la religión de
los dueños del país. Un recuerdo que para muchos está lejos de desaparecer.
Yo he estado allí,con la mejor compañía...
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