El Camino de Santiago es una ruta llena de misterios y leyendas, curiosamente alguna de ellas coincidente. En concreto hay dos que son casi exactamente iguales, aunque los lugares en los que transcurren están separados por cientos de kilómetros y en principio poco tienen en común.
La leyenda del Gallo de Barcelos cuenta la historia de un peregrino gallego que salía de Barcelos (ciudad portuguesa del distrito de Braga) camino de Santiago de Compostela y que fue acusado de haber robado la plata a un terrateniente, por lo que fue condenado a la horca.
Como última voluntad, pidió ser llevado por última vez ante el juez que se encontraba comiendo un gallo asado. El peregrino le dijo que, como prueba de su inocencia, el gallo se levantaría y se pondría a cantar. El juez echó el plato para un lado e ignoró las palabras del hombre. Sin embargo, en el preciso momento en que el preso estaba siendo ahorcado, el gallo se levantó y cantó. El juez, habiéndose dado cuenta de su error, echó a correr hacia la horca y descubrió que el gallego se había salvado gracias a un nudo mal hecho.
Esta leyenda es una de las más importantes de Portugal, hasta el extremo de que el Gallo de Barcelos es el símbolo nacional del país vecino.
Unos cuantos cientos de kilómetros más al este transcurrió una de las leyendas más conocidas del Camino de Santiago, la que se cuenta que ocurrió en Santo Domingo de la Calzada y que reproduzco a continuación:
“Cuenta la tradición que, entre los muchos peregrinos compostelanos que hacen alto en Santo Domingo de la Calzada para venerar las reliquias de Santo Domingo de la Calzada, llegó un matrimonio con su hijo de dieciocho años, llamado Hugonell, procedente de Ad Sanctos (la actual ciudad alemana de Xanten).
La chica del mesón donde se hospedaron, se enamoró del joven Hugonell pero, ante la indiferencia del muchacho, decidió vengarse. Metió una copa de plata en el equipaje del joven y cuando los peregrinos siguieron su camino, la muchacha denunció el robo al corregidor. Las leyes de entonces castigaron con pena de muerte el delito de hurto y una vez prendido y juzgado, el inocente peregrino fue ahorcado.
Al salir sus padres camino de Santiago de Compostela fueron a ver a su hijo horcado y, cuando llegaron al lugar donde se encontraba, escucharon la voz del hijo que les anunciaba que Santo Domingo de la Calzada le había conservado la vida. Fueron inmediatamente a casa del corregidor de la ciudad y le contaron el prodigio.
Incrédulo el corregidor les contestó que “su hijo estaba tan vivo como el gallo y la gallina asados que él se disponía a comer”. En ese preciso instante el gallo y la gallina saltando del plato se pusieron a cantar. En recuerdo de este suceso se mantienen en la catedral un gallo y una gallina vivos y siempre de color blanco durante todo el año”.
Dos leyendas del Camino de Santiago y dos gallos que reviven para denunciar una injusticia. ¿Coincidencia?
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