18/3/11

OBREROS, ¡A LAS BARRICADAS!

Hoy hace 140 años se instauró la Comuna de París, el primer ejemplo revolucionario de democracia participativa y de autogestión obrera en la Europa contemporánea. Fue el 18 de marzo de 1871 cuando el pueblo parisino, abandonado por su Gobierno e invadido por los prusianos, se alzó en armas y tomó las riendas de su propio destino. Pero el sueño duró poco. Exactamente 60 días después los soldados de la burguesía entraron a sangre y fuego en la ciudad y pusieron fin al que sería, desde entonces, el ejemplo de la revolución proletaria en el mundo.

Todo comenzó en 1870 con la declaración de guerra entre la Francia del emperador Napoleón III y la Prusia del canciller Otto von Bismarck (La causa de este conflicto ya fue explicada en este blog. Pincha aquí si quieres recordarlo). El resultado fue desastroso para los franceses, que en septiembre de ese año perdieron la guerra y a su emperador en la batalla de Sedán. La derrota provocó la confusión y se proclamó una nueva república, la tercera en la agitada historia de Francia. Pero los prusianos no se sintieron satisfechos y asediaron París durante cuatro meses hasta que entraron en la ciudad en enero de 1871. Prusia había conseguido lo que quería, había derrotado a Francia y el 28 de enero se había proclamado la creación del Imperio Alemán, por lo que rápidamente abandonaron la capital francesa. Pero dejaron un vacío de poder.

Barricada en París en 1871.
El Gobierno francés estaba lejos, en Burdeos, y los habitantes de París se sentían abandonados. Habían sufrido la guerra, la derrota y la pobreza en sus propias carnes mientras sus gobernantes y los ricos habían huido. Ahora querían volver y recuperar sus antiguos privilegios. Además, las elecciones a la nueva Asamblea Nacional había dado como resultado una mayoría de monárquicos y de reaccionarios, mientras que en París se había votado mayoritariamente a los diputados radicales y socialistas. El enfrentamiento estaba servido.

Comenzó cuando el Gobierno quiso desarmar a la Guardia Nacional, la milicia de ciudadanos que defendían la capital, y requisar sus cañones. Esos cañones, sin embargo, fueron pagados por los propios parisinos con su dinero y su esfuerzo por lo que se negaron a entregárselos. Se construyeron barricadas y los soldados se pasaron al lado del pueblo mientras que la mayoría de los funcionarios y los habitantes de los barrios acomodados abandonaban la ciudad. Era el 18 de marzo de 1871 y había comenzado la insurrección.     

Decreto de la Comuna.
Los obreros de París enseguida se organizaron y tomaron una serie de medidas para impedir que París se sumiera en el caos. Constituyeron un Concejo Comunal con 92 miembros, la mayoría de ellos obreros, artesanos y profesionales. A este Concejo se sumaban las asambleas locales de cada barrio, formadas por sus habitantes, que tomaban decisiones sobre la vida de cada distrito.

La prioridad era mantener los servicios públicos esenciales para una ciudad de dos millones de habitantes, pero también se tomaron una serie de medidas sociales muy adelantadas en su tiempo, como por ejemplo la separación de la Iglesia y el Estado, haciendo que todas las propiedades de la Iglesia pasaran a ser propiedad estatal, y excluyendo la religión de las escuelas.

Además, se decidió que la educación fuese universal, la creación de guarderías en las fábricas para los hijos de las obreras, la bajada de los alquileres, la abolición del trabajo nocturno, la abolición de la guillotina y la concesión de pensiones para las viudas de los miembros de la Guardia Nacional muertos en servicio. También se abolieron los intereses en las deudas y se reconoció el derecho de los empleados a tomar el control de una empresa si estaba abandonada por su dueño, lo que ocurrió con muchas fábricas abandonadas por sus propietarios huidos con el Gobierno. 

Víctimas de la represión.
En definitiva, la Comuna de París fue un ejemplo práctico de autogestión obrera y de democracia directa y participativa como nunca antes –ni después- se había producido en Europa. Por eso era tan peligrosa y por eso fue aplastada tras solo 60 días de existencia.

Entre el 21 y el 28 de mayo de 1871 las tropas del Gobierno asaltaron y conquistaron París. La llamada ‘semana sangrienta’ dejó más de 30.000 muertos entre los parisinos, pero lo peor fue la represión que siguió a la conquista. Se declaró un crimen haber apoyado de cualquier manera a la Comuna y se fusiló a varios miles de parisinos, algunas fuentes hablan de 50.000 personas. Otros miles más, junto a mujeres y niños,  fueron encarcelados en campos de concentración y condenados a prisión o a trabajos forzados. Otros fueron desterrados a lejanas islas para morir en soledad. París, la comunera, fue sometida durante cinco años a la ley marcial.

La Comuna de París había sido destruida, pero no su espíritu. Sirvió de ejemplo para los revolucionarios de todo el mundo y dejó un símbolo para la lucha por la libertad de los obreros en todo el mundo: la bandera roja.    



4 comentarios:

  1. Anónimo12:46

    Me encanta!
    Viva la Revolución!
    Ojalá se pudiera conseguir ahora todo lo que ellos propusieron.

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  2. Anónimo3:18

    la comuna es una ª!"···$$%%@@ddq%$%$%%ªªª!·$3478) puttta

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  3. Dani_Pajarrako17:51

    Cómo hubiera cambiado el mundo si los soldados, como en este caso, se hubieran puesto del lado de los trabajadores, que al fin y al cabo es lo que son, por mucho que les coman el coco.

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