18/2/13

“¿QUERÉIS LA GUERRA TOTAL?”


Joseph Göbbels
El 18 de febrero de 1943, hace hoy 70 años, el ministro de propaganda del Tercer Reich, Joseph Göbbels, dio el discurso de su vida. Ante 15.000 nazis fanatizados y escogidos llamó a la “guerra total”. Fue un discurso muy estudiado e impecablemente escenificado, un ejemplo de movilización y el clímax de la propaganda nazi. También fue la ceremonia en la que los nazis hicieron cómplice al pueblo alemán y lo arrastraron hacia la derrota y la destrucción.


El discurso de Göbbels se produjo tan sólo 16 días después de que se rindieran los últimos soldados alemanes que todavía resistían entre las ruinas de Stalingrado. Más de 250.000 soldados murieron o fueron cogidos prisioneros. Todo el mundo en Alemania sabía que ya no era posible derrotar a la URSS y, por lo tanto, ya no era posible ganar la guerra. La propaganda había estado enseñando constantemente imágenes de soldados alemanes triunfantes a los que aparentemente solamente les faltaba dar un empujón a su enemigo para derrotarlo completamente. Sin embargo, de repente el derrotado era el soldado alemán. Stalingrado fue un ‘shock’.
Prisionero alemán en Stalingrado.
La derrota era un sentimiento generalizado que, sin embargo, no se expresaba (ni se podía expresar) en público. Pero el régimen nazi tenía miedo. Sabía que su poder descansaba en el consenso general (en la unidad del pueblo, el Volk) y que éste solamente les seguía si a cambio le ofrecía victorias y un alto nivel de vida. Los traumas de las privaciones y de la derrota en la Primera Guerra Mundial estaban todavía muy arraigados entre los alemanes, y el miedo a una revolución popular como la que puso fin a la guerra en 1918 planeaba sobre las mentes de los líderes nazis en 1943.


Una ceremonia cuidadosamente planificada y escenificada

El escenario escogido fue el Palacio de los Deportes de Berlín, lugar de otros grandes mítines del Partido Nazi. Esta vez acudieron 15.000 asistentes escogidos, supuestos representantes del pueblo en guerra: soldados heridos, mujeres auxiliares de las fuerzas armadas, trabajadores de la industria armamentística, artistas, médicos, etc. Un supuesto ejemplo de la unidad del pueblo frente a los enemigos de la patria congregado en un escenario decorado con cruces gamadas y bajo un enorme letrero con el eslogan de la cita: “Guerra total, guerra más corta” – “Totaler Krieg, kürzester Krieg”.

Palacio de los Deportes de Berlín, el 18 de febrero 1943.
Aunque su audiencia eran fanáticos partidarios nazis, Göbbels sabía muy bien cómo electrizarlos y movilizarlos. Les provocó: “Los ingleses aseguran que el pueblo alemán rechaza las medidas del gobierno para la guerra total, que prefiere la capitulación”. “Nunca” chillaron indignados los 15.000 puestos en pie y con el brazo en alto haciendo el saludo nazi. Entonces llegó el clímax: “¿Queréis la guerra total?” preguntó gritando. “Sí, sieg heil, sieg heil” respondieron al unísono.


El ambiente era perfecto para Göbbels quien continuó provocando: “¿Queréis la guerra, si fuera necesario, aún más radical y total de lo que hasta ahora nos podamos incluso imaginar?” Una pregunta horrible a la que los 15.000 puestos en pie y completamente extasiados respondieron afirmativamente con los brazos en alto.
 

Y entonces la pregunta clave, con la que Göbbels sellaría el destino de Alemania: “¿Estáis dispuestos a seguir al Führer unidos como una falange de la patria tras nuestras fuerzas armadas combatientes, para continuar la lucha con una determinación salvaje e independientemente de lo que nos depare el destino,… hasta que la victoria esté en nuestras manos?” Independientemente de los nos depare el destino.
 
Asistentes al mitin.
El discurso de Göbbels supuso un paso más, un paso decisivo y la escenificación del abrazo fatal del nazismo al pueblo alemán. La victoria ya no era posible. Sólo quedaba resistir. Aguantar por aguantar. Los jerarcas nazis sabían que si perdían la guerra sería su fin, pero no se irían ellos solos. Arrastrarían con ellos al pueblo que les aplaudió y siguió en los buenos tiempos de las victorias. Serían cómplices de una guerra que, librada en su nombre, había llevado la destrucción y el sufrimiento a toda Europa.


A partir de 1943 esa destrucción y ese sufrimiento llegarían a Alemania. Derrota tras derrota con millones de soldados muertos, prisioneros o desaparecidos. Bombardeos sobre las grandes ciudades que quedaron completamente borradas del mapa: Hamburgo, Dresden, Berlín, Colonia, …. Y la derrota moral del Holocausto. Más de seis millones de judíos y gitanos, sin contar a eslavos y otros pueblos ocupados, murieron asesinados.


En febrero de 1943 Göbbels escenificó el abrazo de los nazis a los alemanes, fue el momento en el que los convirtieron en cómplices de su barbarie. Dos años después, Alemania sería derrotada y destruida.

Vídeo del mitin del 18 de febrero de 1943 (subtitulado en inglés):


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