14/2/13

Cruces alemanas en Extremadura


Hay un campo de cruces de granito negro en pleno corazón de la comarca de la Vera, al norte de Extremadura. Son 180 cruces, todas iguales. Ninguna destaca más que otra. Todas están colocadas en perfecto orden, como si estuvieran firmes, recibiendo al visitante y mostrándoles su respeto. Es un orden militar, disciplinado. Lo único que diferencia a cada cruz de las demás son los nombres que tienen inscritos. Son nombres extranjeros, de hombres de un país lejano al que nunca volvieron con vida. Son los nombres de 180 soldados alemanes muertos durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial que yacen enterrados en el cementerio militar alemán de Cuacos de Yuste, en Cáceres.


El 1 de junio de 1983 el Gobierno de la República Federal de Alemania inauguró este pequeño cementerio en medio de ninguna parte. No hay razón aparente que explique por qué se eligió Cuacos, excepto que se encuentra a pocos centenares de metros de la que fue la última morada del emperador Carlos V, el único gobernante que han compartido España y Alemania a lo largo de su larga y dilatada historia y que, de todo un imperio, eligió este paraje en la Vera para morir.  


Sea cual sea la causa por la que se eligió este lugar, a pocos centenares de metros del monasterio de Yuste y a más de 2.000 kilómetros de su patria, 180 nombres alemanes inscritos en otras tantas cruces recuerdan que hubo dos guerras mundiales y que murieron en ellas. 26 corresponden a fallecidos en la Primera. Los demás 154 perdieron la vida luchando en la Segunda.


Como el teniente Dietrich Krebs, muerto el 28 de mayo de 1943, con sólo 22 años. O el sargento Hans Neumann, muerto el 7 de febrero de 1945 con 40 años, sólo tres meses antes de que terminara la guerra. O el cabo Gerhard Schütt, muerto el 29 de marzo de 1943, tan sólo dos semanas antes de que cumpliera 19 años.  


Cazadores cazados

La tripulación del U-77
Schütt era miembro de la tripulación del submarino U-77, hundido ese día frente a la costa alicantina de Calpe. El U-77 llevaba casi dos años y medio combatiendo cuando fue hundido. Era todo un veterano con once salidas al mar desde su estreno el 18 de enero de 1941, y hasta su final pudo hundir 15 barcos enemigos. Pero el 28 de mayo de 1943 la racha se rompió.


Un avión británico con base en Gibraltar descubrió al submarino mientras surcaba el Mediterráneo en busca de un barco enemigo que hundir. Era el juego de la guerra. El submarino era un cazador, su misión era buscar al enemigo, sorprenderlo y hundirlo. Pero ese día el cazador fue cazado. Murieron casi todos sus tripulantes. 36 marineros yacen enterrados en Cuacos de Yuste.   


Vídeo de un reportaje emitido en televisión sobre los restos del U-77:



España, en la línea de frente

Tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial España fue neutral. En la Segunda estuvo a punto de entrar del lado de Alemania, la amiga de Franco durante la Guerra Civil Española entre 1936 y 1939. De hecho, el estatus oficial de España era de “no beligerante”, es decir, aliada de los alemanes pero sin participar en la guerra. Sólo a medida que los alemanes fueron perdiendo batallas y la suerte de la guerra se fue inclinando del lado de los aliados, Franco se declaró neutral.


Sin embargo, España estaba en un lugar geográficamente estratégico. Dominando la entrada occidental al Mediterráneo y con una extensa costa atlántica, tenía contacto con algunos de los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial. Cerca de las costas españolas la lucha entre los submarinos alemanes y las flotas de guerra británica y estadounidense fue cruel y constante. Como consecuencia, bastantes soldados alemanes acabaron llegando a las costas españolas, ya sea como supervivientes del hundimiento de sus submarinos o del derribo de sus aviones, o como cadáveres.  


Los cuerpos de estos soldados estuvieron diseminados por todo el país hasta hace 30 años, cuando la embajada alemana tuvo la iniciativa de concentrarlos en Cuacos de Yuste en un cementerio militar bajo el cuidado del “Volksbund Deutsche Kriegsgräberfürsorge”, una organización que se dedica a buscar, encontrar, enterrar y mantener las tumbas de los millones de soldados alemanes muertos en las dos guerras mundiales a lo largo y ancho del mundo: En los bosques rusos, los desiertos egipcios y libios, los campos del norte de Francia o las colinas italianas.


También en Cuacos de Yuste, donde una placa conmemora a los muertos. Dice así:


En este cementerio de soldados descansan 26 soldados de la Primera Guerra Mundial y 154 de la Segunda Guerra Mundial. Pertenecieron a tripulaciones de aviones que cayeron sobre España, submarinos y otros navíos de la armada hundidos. Algunos de ellos murieron en hospitales españoles a causa de sus heridas. Sus tumbas estaban repartidas por toda España, allí donde el mar los arrojó a tierra, donde cayeron sus aviones o donde murieron. El Volksbund en los años 1980–1983 los reunió en esta última morada inaugurada en presencia del embajador de la República Federal de Alemania en un acto conmemorativo hispano-alemán el 1 de junio de 1983. Recordad a los muertos con profundo respeto y humildad.

2 comentarios:

  1. Michael te he dado el premio Liebster Blog por tu otro blog, pero no me deja poner comentarios por eso te lo pongo aquí, pásate por mi blog http://loslletseteros.blogspot.com.es/ y lo ves.

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    1. Bueno, menuda alegría!!! Muchísimas gracias por el premio y por el comentario que has puesto. Me sube mucho la moral! Gracias de nuevo

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