27/8/12

NUESTRO ORIGEN


Hace más o menos 22.000 años una persona pintó una serie de figuras de animales en el interior de una cueva en el corazón de lo que hoy llamamos Cantabria. Pintó ciervos y caballos, o mejor dicho, señalizó sus contornos con pintura roja como la tierra. Sólo son unas cuantas líneas, pero trazadas de tal manera que los animales parece que cobran vida en las frías paredes de la cueva. ¿Qué buscaba con esas pinturas? ¿Era un santuario? ¿Un lugar mágico? ¿O solamente una expresión artística? Nunca lo sabremos.


Al entrar en la cueva de Covalanas, dominando el estrecho desfiladero entre Lanestosa (Vizcaya) y Ramales de la Victoria (Cantabria), el visitante hace un viaje a lo más remoto de los orígenes de la especie humana.


Hace unas 880 generaciones esa cueva fue un lugar especial. Aunque los expertos descartan que fuera utilizada como vivienda, fue elegida por alguna razón que hoy es imposible establecer, alberga una colección de arte rupestre que es 7.000 años anterior a las pinturas de Altamira. Para comprender el incomprensible espacio temporal entre ambas maravillas vale recordar que la escritura existe desde hace ‘solamente’ unos 5.000 años, el tiempo que el ser humano ha necesitado desde las tablillas de arcilla de la antigua Mesopotamia hasta las actuales ‘tablets’ de Apple.


En Covalanas todo eso no cuenta. Allí el tiempo se congeló y todo quedó tal cual lo dejaron los artistas hace 22.000 años. Incluso el nivel del suelo es el mismo, algo casi imposible de encontrar en cualquier otra cavidad que, como toda superficie terrestre, va sumando niveles de sedimentos, detritos y demás organismos que entierran poco a poco el pasado y falsean su imagen en el presente. En Covalanas el visitante contempla las pinturas desde la misma perspectiva que el artista. Todo un privilegio.


Lámparas de tuétano

Y es que la perspectiva es fundamental para apreciar la maestría del pintor. Y la luz. Ésta no era la de una antorcha, que hubiera llenado de humo la cueva e imposibilitado la pintura. En vez de ello usó tuétano candescente que desprende una luz más tenue, azulada, sutil. Sus sombras son menos alargadas que las provocadas por las llamas del fuego, lo que permitió que las arrugas y el contorno de la roca fueran utilizados para dar profundidad a las figuras.


Es como si el artista ya hubiera visto a los animales viviendo en la misma roca, y que solamente se hubiese limitado a subrayar su presencia con una fina línea ocre dibujada con la yema de los dedos. Una línea que nunca se equivoca. No hay errores ni arrepentimientos. ¿Practicó antes en otro lugar? o ¿estamos ante un verdadero genio?
Un caballo de hace 22.000 años.


Eso es precisamente lo que hace pensar que el o la artista fue solamente una persona, por la similitud del trazo en todas las figuras: las yemas de los dedos índices y corazón untados de pintura ocre se deslizaron con suavidad sobre la roca dando vida a cabezas de ciervas e incluso a caballos, con la crin salvaje incluida. El resultado es una colección de animales pastando, corriendo (¿huyendo?), girándose, vivos.


No se sabe por qué. Hay teorías que dicen que la función de esta cueva y de sus pinturas era mágica. Atraer la caza, fundamental para la supervivencia del hombre paleolítico. ¿O es que esos animales eran dioses? Miles de años antes de que el ser humano rindiera culto a seres omnipresentes y todopoderosos podría haberlo hecho a sus propias presas, las mismas que le permitían vivir. ¿Por qué se pintaron esos animales? Nunca lo sabremos.  


De todas formas parece un milagro. De alguna manera la cueva se selló y se mantuvo herméticamente cerrada hasta su descubrimiento hace un siglo aproximadamente. Un siglo en el que los seres humanos han entrado, admirado, estudiado y respirado frente a las pinturas. Esto ha permitido que la humedad entrara y que haya provocado más daños en las pinturas en menos de cien años que en los 21.900 anteriores. Ahora el objetivo es impedir que se pierdan para siempre.

2 comentarios:

  1. Anónimo18:20

    Para e tema de nuestro origen recomiendo analizar el siguiente libro, www.davidcangacorozo.com

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  2. Muchas gracias por la recomendación. Tomo nota. Un saludo

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