21/2/11

¿POR QUÉ EN AUSTRALIA NO SE HABLA ESPAÑOL?

Pedro Fernandes de Quirós
La historia es muy caprichosa, tanto como lo son los vientos y las corrientes marinas que evitaron que por muy poco hoy se hable español en Australia. Ocurrió hace 400 años, y su protagonista fue un portugués que navegó para un rey español de la Casa de Austria.

En diciembre de 1605 Pedro Fernandes de Quirós partió del puerto de El Callao, en el actual Perú, con tres barcos y 300 españoles para descubrir y conquistar la Terra Australis, el mítico continente del sur. El portugués, como el resto de exploradores, estaba convencido de que ese nuevo y misterioso continente debía estar en algún lugar del Océano Pacífico esperando a entregar sus riquezas y sorpresas exóticas a su descubridor, por lo que valía la pena lanzarse a su búsqueda y conquista, fuera al precio que fuera.

Cinco meses después de partir de El Callao parecía que la hora de la gloria había llegado. El 14 de mayo de 1606 la expedición por fin avistó tierra. Quirós y sus hombres descendieron a tierra pisando unas playas de fina arena blanca y de agua tan limpia y transparente que parecía que los peces volaban sobre el suelo. Abrumados por el paisaje de montañas verdes que se alzaban sobre el mar y de miles de palmeras que no dejaban vislumbrar tierra adentro, los exploradores creyeron que habían llegado al paraíso. Ese debía ser sin duda el misterioso continente del sur.

Agradecido a su señor, el rey Felipe III –desde 1580 Portugal estaba regido por los monarcas españoles-, el portugués bautizó su descubrimiento con el nombre de Austrialia del Espíritu Santo, fundiendo así el nombre de la Casa de Austria con el nombre del continente austral. Quirós tomó posesión de esa tierra en nombre de su monarca y la corona hispánica poseía un nuevo dominio que se sumaba así al ‘imperio donde nunca se ponía el sol’.         

Pero Quirós se equivocó. Al igual que Colón un siglo antes, creía que había descubierto un lugar que no era. Austrialia del Espíritu Santo resultó no ser un continente, sino una isla que pertenece al archipiélago de Nuevas Hébridas, a 2.400 kilómetros al este del continente australiano, prácticamente un paseo comparado con la distancia que había recorrido desde Perú. Se había quedado a un palmo de alcanzar su objetivo.

Los españoles se instalaron en la isla, aunque no por mucho tiempo. Tuvieron que abandonarla ante la creciente hostilidad de los nativos, pero con la firme convicción de que habían pisado un nuevo mundo. Quirós quería volver con refuerzos, marchar a la corte en España y convencer a su rey de que merecía la pena financiar una nueva expedición más fuerte y numerosa. Pero la época de las conquistas había terminado. El rey estaba prácticamente arruinado y no tenía interés –ni dinero- en nuevas aventuras. Para colmo, uno de los barcos de la expedición se separó del grupo en el viaje de vuelta y pudo comprobar que la tierra descubierta era una isla.

Pero Quirós no se rindió. Había estado tan cerca que no quiso reconocer su error. Fue tal su insistencia y su terquedad que le tomaron por loco hasta que, por fin, le prometieron una última oportunidad. Marchó de nuevo a América para preparar una nueva expedición, pero nunca se llevó a cabo.

Murió en 1615 en Panamá. Había estado a una isla de descubrir un nuevo continente, Australia.


2 comentarios:

  1. Muy interesante, no conocía esta historia tan curiosa.
    Muchas gracias!!

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  2. Gracias a ti por leerlo. Me alegro de que te haya gustado. Es el objetivo de este blog, contar historias curiosas y desconocidas.Un saludo!

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