Sello conmemorativo de Alejandro Goicoechea. |
Cuando Alejandro Goicoechea se pasó al otro bando se llevó con él unos documentos muy
importantes, vitales. Planos muy precisos de búnkeres aparentemente macizos, de
posiciones y trincheras, marcados con exactitud milimétrica en los croquis que
el ingeniero vasco había confeccionado. El día que cruzó las líneas hacia el
ejército de Franco, llevaba bajo el brazo la llave de una de las obras
defensivas más importantes de España: el Cinturón de Hierro, la defensa de
Bilbao.
En junio de 1937, hace
ahora 75 años, las tropas navarras e italianas de Franco presionaban con fuerza
a los soldados del ejército vasco, el Eusko Gudarostea, para expulsarles de
Euskadi. La ofensiva había comenzado en abril y había supuesto la destrucción de Guernica por la Legión Cóndor alemana. Se acercaba lentamente pero de forma
imparable a Bilbao, la capital.
Búnker del Cinturón de Hierro. |
Era el último bastión
del territorio vasco en manos de la República, pero la moral seguía siendo
alta. Bilbao estaba muy bien defendida por el Cinturón de Hierro, un entramado
de fortificaciones espectaculares que la propaganda había calificado de “impenetrables”.
Muchos soldados republicanos estaban confiados. Que avancen, pensaban, que no
podrán tomar Bilbao.
Pero el ingeniero
Goicoechea se llevó los planos en los que se demostraba que este Cinturón de
Hierro ni era de hierro ni era un cinturón. No se había terminado de construir
y, aunque las fotografías enseñaban unos búnkeres de hormigón temibles, había
zonas con una defensa muy precaria. Esas zonas estaban escondidas, camufladas,
pero Goicoechea sabía dónde estaban. No en vano había sido él quien había
diseñado esta obra. Para este ingeniero monárquico su lealtad política era más
fuerte que su lealtad a su trabajo. Por eso huyó dispuesto a delatar por dónde los
soldados de Franco podían romper su obra y conquistar Bilbao, el último reducto
libre de Euskadi.
La
guerra en Euskadi
Cuando comenzó la
guerra en julio de 1936 la franja cantábrica, de Oviedo hasta San Sebastián, se
mantuvo leal a la República. Sin embargo, estaba aislada del resto del
territorio republicano y completamente rodeado por la zona sublevada. Al
principio los ojos estaban puestos en Madrid y la guerra en Euskadi pasó
relativamente desapercibida.
Soldados del ejército vasco. |
Vizcaya y Guipúzcoa –después
de recibir la garantía de que el Gobierno de la República aprobaría el Estatuto
de Autonomía vasco- se mantuvieron leales, mientras que Álava y Navarra optaron
mayoritariamente por el bando sublevado. Las antiguas querellas de las guerras
carlistas regresaron. Y con ellas, miles de boinas rojas de los requetés tradicionalistas
y reaccionarios que volvieron a inundar los valles de Euskadi.
La lucha fue atroz. En
septiembre de 1936 cayó Irún, y con esta ciudad la conexión por tierra con
Francia. Guipúzcoa estaba perdida. Sólo quedaba Vizcaya, aislada y acosada.
Aunque también autónoma y al margen de los demás territorios republicanos
cantábricos. Vizcaya vivió unos meses de cuasi independencia, lejos de Madrid.
Pero cuando Franco se fijó en esta provincia su destino estaba sellado.
El 11 de junio de 1937
comenzó la ofensiva contra Bilbao. Los requetés navarros y los fascistas italianos
atacaron con gran violencia precisamente en los puntos débiles del Cinturón de
Hierro que Alejandro Goicoechea les había marcado. La Legión Cóndor machacó las
defensas desde el aire. Un día después el bombardeo se intensificó y el ataque
se concentró en el Monte Gaztelumendi, el talón de Aquiles de Bilbao.
Entrada de los franquistas en Bilbao. |
En dos días de combate
fue conquistado y el camino a Bilbao quedó abierto. El resto del Cinturón de
Hierro ni siquiera entró en combate. Ante el riesgo de ser rodeados, los
soldados vascos se retiraron a la ciudad. Cundió el pánico. Una semana después,
el 19 de junio de 1937, Bilbao, y con ella toda Euskadi, fue conquistada.
Alejandro Goicoechea,
el traidor del Cinturón de Hierro, disfrutó de una próspera carrera bajo el
régimen de Franco. Se hizo famoso, pero no por permitir que los franquistas
conquistaran Bilbao. Fue uno de los inventores del Talgo en 1941, uno de los
contadísimos logros de la ingeniería franquista. Goicoechea vivió hasta los 89
años. Murió en Madrid en 1984, reconocido y alabado.
Incluyo un corto muy interesante sobre "El último día del Cinturón de Hierro":
Incluyo un corto muy interesante sobre "El último día del Cinturón de Hierro":
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